Orgulloso de ser elector
Él asumió que todo seria distinto cuando subiera nuevamente Montero al poder. Tomo su café, dos panes con mantequilla, se lavo la cara, mojo sus ralos cabellos y salió rumbo al colegio donde votaría. Ocho cuadras separaban su casa del colegio, por veintitrés años la misma ruta seguía cada vez que su voto era necesario, y por extraño que le pareciera a sus vecinos continuaba, como la primera vez que voto, creyendo que aquel papelito, donde el símbolo de su candidato marcaria, cambiaria su destino. Creía en Montero, aunque su partido no era de su agrado, su padre, que en paz descanse, siempre le había dicho que cuando "SATAR" participo en el gobierno de Busto Rada los productos escaseaban, y que tan solo con el carné del partido se podían conseguir. El ya había vivido la falta de productos, pero creía era culpa de los oligarcas, estos preferían no vender el azúcar o el arroz, y esperar a cuando los precios subieran, eran comerciantes y, como toda esta clase, siempre buscaba su beneficio.
El colegio estaba casi vació, era uno de los primeros en llegar, espero unos minutos mientras terminaban de instalar su mesa. Intento recordar él numero del congresista que ofrecía casas populares, ya estaba envejeciendo y no tenia donde caer muerto, continuaba en el mismo cuarto alquilado donde creció, y aunque no fuera mas de 30 soles lo que pagaba, no era suyo, ahora con Andaurre en la municipalidad, cualquier día lo sacarían.
La cosa cambiaria con Montero, la Beneficencia podría vender los cuartos a quienes por décadas las habitaron, era justo y necesario, después de todo ellos eran quienes mantenían de pie dichas casonas. Seria como en tiempos de Olarte o Barrenechea que hicieron casas a montones, por ello hizo caso de su padre y voto por el arquitecto el 80.
Simpatizaba con la candidata Liliana, pero no con el resto de sus partidarios, eran los mismos que sabotearon el gobierno de Montero, además la iglesia estaba metida en su partido, solo lucraban esos curas, buscaban su beneficio, a su hija paquita la tuvieron que sacar del colegio por no pagar tres meses, y no escucharon sus razones, que la imprenta había quebrado y todos se habían ido al carajo. Que no harían esos curas una vez en el gobierno.
Como con el novelista en el 90, a quien admiraba, dudaba que una vez llegado al poder Liliana trabajaría por los más pobres, los ricos siempre buscan bajar los sueldos, vivir del estado, siempre sucede, sólo con Montero no fue así, por ello sabotearon su gobierno. El novelista era un ricachon, hasta después se hizo español, pero aun creía que era honesto, el más honesto de todos los candidatos que él conoció, sin embargo no podía creer mejoraría en algo su vida. Menos cuando el dueño de la imprenta les dijo que el novelista debía ganar, que él cambiaria el país para bien, era buen tipo don Felipe, pero no pasaba lo que sus empleados, que debían enfrentar el día a día, y vivir en casas miserables, sin que ningún gobierno los ayudara a salir de los tugurios. Como podían hacerlo si los ricos vivían en Miraflores y San Isidro, por el contrario los de "SATAR" eran sus vecinos. Ahora solo cabía la esperanza, tan sólo Montero ofrecía ello, esperanza, lo que ni Liliana, ni Laredo podían prodigar.
Una joven le entrego la boleta de votación, Ochoa se dirigió a la cámara, dos carpetas, una sobre otra, que impedían la visibilidad, no penso mucho, tan solo dudo en que marcar, si el símbolo o el rostro, recordó que cualquiera era valido, así que era mejor marcar el símbolo, no podía darle un tajo al rostro de su candidato. Lo difícil era votar por congresistas por quien lo haría, no recordaba el compañero que ofrecía las viviendas populares, reviso la lista del "SATAR", y nada, así que solo marco el símbolo del partido.
Nuevamente había votado, y como mandaba la tradición, seria quien decidiría al ganador, desde la primera vez que emitió su voto para presidente nunca fallaba, siempre ganaba en primera o en segunda vuelta. Salió contento del aula, creyendo como millones en silencio que una vez más elegiría al próximo presidente, orgulloso de votar y de que nadie se aprovechara de su pobreza.
Etiquetas: alan garcia
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